¿Quieres la verdad? Tú no puedes soportar la verdad.

No me llame hijo. Soy un abogado y un oficial de la Marina de los Estados Unidos. Y usted está arrestado, hijo de puta.

Yo desayuno a mil metros de quince mil soldados cubanos entrenados para matarme y no voy a consentir que ninguna boquita de Harvard con su amariconado uniforme blanco venga a decirme cómo tengo que defender a mi país, ¿está claro?

El honor no es sólo una pegatina en el hombro.

Si nunca una superior le ha hecho una mamada, no sabe lo que se pierde. Como yo soy coronel, tendré que esperar a que elijan a una mujer de presidenta de los Estados Unidos. Mientras, seguiré con las duchas frías.